A poco de que Pol-ka y El Trece pongan al aire el unitario de 2011, Mario Segade, su autor, habló con un portal de espectaculos sobre el argumento, su forma de trabajo, la posible relación con la realidad y su interés sobre el rating.
¿Qué contará El puntero?
La vida de un señor que trabaja en actividades políticas, que tiene cierta injerencia sobre un lugar determinado y que pretende jugar sus cartas para ser Intendente del lugar.
¿Tuviste incidencia a la hora de definir el elenco?
Más bien poca. Esto arrancó a partir de Julio Chávez. En realidad se pensó en un puntero y, de inmediato, Suar pensó en Julio, le acercamos la propuesta, escribí el primer capítulo, charlamos, y yo creo que El Puntero sin Chávez no existe.
¿En dónde está ubicada espacialmente la historia?
Tiene mucha estética del Conurbano, pero es un lugar indefinido de cierto Conurbano. Hay y se ve cierta lógica de marginalidad, y hay un imaginario muy abierto, pero no se habla de un lugar en particular porque, de hecho, hay una manera de hacer política que excede a cualquier lugar y partido.
¿Cuánto hay de estrategia en el hecho de lanzar El puntero en un año electoral?
Seguramente tiene otro peso en un momento en donde la cuestión política está muy latente, en un año donde se eligen cargos muy importantes, y entonces puede venir un viento de cola hacia ahí, pero después tenés que hacer un programa entretenido. Con esa premisa sola no hacés nada, se agota en diez minutos.
¿Va a haber referencias a lo que vaya pasando en la contienda electoral real?
Es un programa, no un documental, no tiene que terciar en ninguna pelea del Grupo (Clarín) contra el Gobierno, esto se demuele rápidamente. Sí hay referencias a la realidad urgente, se nombra a veces a gente conocida, pero hasta ahí, no es que se va a hablar de la noticia del día.
¿Qué trabajo de campo hiciste para construir esta historia?
Normalmente la primera parte del trabajo tiene que ver con juntar de todos lados material vinculado a la temática. Me sirve un programa de cable donde habla el Intendente de Esteban Echeverría, como el verdulero que me dice cuánto aumentó el tomate, y todo eso va a parar a una bolsa y mi tarea es convertir basura en piedras preciosas.
¿Contemplás las críticas que te pueden llegar a hacer por meterte con una figura como la del puntero?
En realidad a mí me ha tocado siempre hacer protagonistas muy imperfectos y son los que me atraen. Esto no es un culebrón mexicano porque la tele argentina se ha corrido mucho de eso, y está bueno. También hay como un cliché de pensar que el puntero es malo y a mí me interesa poner la lupa en eso, y que a partir de ahí, aparezcan los conflictos. Después, tenemos que hacer una hora de entretenimiento, que tenga tensión dramática, que la gente sufra, que vean la historia de amor, que se enamoren del personaje, que haya una línea policial, intriga, humor, ese es mi laburo.
¿Sos un autor dispuesto a cambiar libros en función de mejorar el rating?
No, nunca lo hice, y a veces me fue muy mal, y a veces me fue muy bien. Yo tengo un modo de laburar y quiero que al programa le vaya bien, sobre todo porque cuando a algo le va mal, la responsabilidad recae en el libro. No trabajo para el rating porque no sabría cómo hacerlo y, a priori, creo que El puntero no es un programa ultra masivo.

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