Alejandra fue mamá a los 17 años. Joven y bella, se enamoró del papá de Lucas, y aceleraron los tiempos movidos por la pasión de la juventud. Ella quedó embarazada y al poco tiempo de nacido Lucas, el padre sufrió un accidente y perdió la vida.

Alejandra quedó sola con su hijo, sintiendo que no podía con esa vida de madre ni con el destino trágico que le había llevado a su amor.

Al cabo de un tiempo, Alejandra lo abandonó dejándolo al cuidado de la abuela.

Años más tarde, conoce en Uruguay a un hombre que la comprendió, la quiso y le dio la contención y el cariño que le faltaron durante años. Este hombre le ofreció casamiento y ella aceptó.

La vida de Alejandra cambió para siempre. Se hizo naturista, y empezó un camino más espiritual. Su deseo de volver a reencontrarse con su hijo empezó a tomar fuerza. Tardó algunos meses en decidirse, pero su marido la impulsó a decidirse y ella regresó al país para buscar a su hijo.

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