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Soñando por bailar no deja escapar ni una




 Hay elementos, situaciones o hechos que son propias del formato reality show y Soñando por bailar no deja fuera ningún lugar común. Pero lo que en otro reality sucede tras un tiempo de aire, en el de El Trece pasaron en menos de una semana.

El llanto, las peleas, el sexo y el romance son elementos que aparecen, de alguna u otra manera, en todo todo reality show que quiera ser considerado como tal. Pero el producido por Marcelo Tinelli sucedió prácticamente todo a las pocas horas de debutar en pantalla.
Se formó una pareja
Cuando el televidente tenía memorizado menos de la mitad de los nombre de los participantes, en Soñando por bailar dos ya estaban a los besos. El jueves, Andrea López y Jonathan González se besaron en la piscina y al otro día ya eran pareja.

Participantes llorando
Es cierto que el aislamiento genera angustia y la presión de estar en tele puede tocar una fibra sensible. Pero en Soñando por bailar comenzaron llorando en la mismísima presentación de los participantes. El que rompió el hielo fue Diego Achar, el participante que proviene de la Villa 31, que dejó escapar unas lágrimas cuando lo describían como un ejemplo de vida. En los días siguientes aportaron otros la cuota sensible.
Discriminación
Las fricciones entre personas de diferentes clases sociales es moneda corriente. “El preso”, “El cartonero” o peleas disfrazadas con nombres simpáticos como “Populares Vs. Divinas” sentaron precedentes. Y en el reality de El Trece sucedió con mayor magnitud. El protagonista fue nuevamente Diego Achar, que afirmó que cree que por su condición de “villero” algunos chicos se alejan de él. Lo cierto es que Diego y Bárbara Franco, la otra chica con pasado de pasillos angostos y casillas humildes, se los ha visto en pantalla muchas veces separados del resto del grupo.
Topless
Si el seguidor de Gran hermano tiene que esperar semanas para que pase algo entre dos participantes y luego debe usar la imaginación para saber qué hacen bajos las sábanas, el de Soñando por bailar no la tiene tan difícil. Al día siguiente del estreno, algunas chicas no dudaron en sacarse el corpiño para tomar sol al borde de la pileta.
Triangulo amoroso
El que diga que Soñando por bailar no es vertiginoso está mintiendo. Habiendo roto el record mundial en “romances en reality show”, los participantes fueron por más y generaron el “conflicto amoroso por un tercero en discordia” con la velocidad de la luz. Resulta que entre tantos participantes, Andrea López eligió al único que alguien ya había reclamado: Agustina le había contado a la rubia que le había echado el ojo a Jonathan González, pero Andrea se lo quedó para ella.
Lesión
Gran punto de conflicto y angustia de los reality show de destreza, donde por un impedimento físico el participante pierde la oportunidad de seguir en carrera por el premio mayor. Pero en todos, las lesiones aparecen con el paso del tiempo, cuando el físico comienza a agotarse. Agustina Sorna, increíblemente, se desgarró en el primer ensayo y las especulaciones no se hicieron esperar.